El consumismo
Por Corrás
Desde que tuve edad para pedir, siempre he disfrutado enormemente con las compras. Cuando el dinero lo ponían mis padres, la compra era el resultado final de un largo noviazgo con el artículo. Solía empezar con un encuentro casual, un flechazo y un decidido «lo quiero», al cabo de semanas o meses y tras superar duras puebas (asignaturas aprobadas), me convertía en el feliz propietario de un juguete, una bicicleta o un ordenador. Leer más »