El Concierto
por Corrás
El Concierto es una película agradable en todos los sentidos, dosis de humor y drama a partes iguales, una trama entretenida, un repaso a los tópicos del choque entre culturas y un concierto de Tchaikovsky para violín del que he enlazado el tercer movimiento en youtube y al que dedican los últimos 20 minutos de la película.
Reconozco que mis conocimientos de música clásica están influenciados por la televisión, el cine e incluso la publicidad, asiduos consumidores de música clásica con la que nos venden historias, emociones y todo tipo de productos, obligándome a buscar en internet el origen de la música del último anuncio de BMW o la banda sonora de El Concierto.
La ventaja de los medios audiovisuales para difundir productos culturales «difíciles» es su capacidad para guiarte e interpretar lo que pretende transmitir el autor. Si el vídeo de youtube ya es de por sí espectacular en la interpretación de la pieza por la solista y la orquesta, esos 20 minutos finales de película resultan impactantes por el tratamiento cinematográfico.
Es fácil confundir la creatividad con la cultura, cuanto más cerca estamos de que todo esté inventado, más valor tiene conocer todos los inventos previos. A partir de ahí es fácil acomodar lo que sabes de cine, música, política, etc. como mimbres de la creación como oficio.
En este contexto la mejor crítica que se le puede hacer es reconocer el oficio de Radu Mihaileanu para elaborar un producto redondo sin inventar nada nuevo ni pretender vender nada, difícilmente el espectador dejará de hacer lecturas de esta película y serán distintas de las del resto de espectadores salvo el acuerdo sobre el majestuoso final.
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