El Tío Petros Y La Conjetura De Goldbach
por Corrás
Hay escritores que permiten comprender la posibilidad de que a un ciego le expliquen como son los colores, experiencias que aunque necesitan ser vividas, unos pocos son capaces de hacerlas asequibles para todos.
En mi caso los colores que no puedo ver son la música y las matemáticas. La primera la conozco de cerca pues mi pareja está especialmente dotada para percibirla, lo que para mi sólo consiste en señal, niveles, vatios, ohmios, para ella es una compleja textura de tonos, semitonos y escalas, sonidos seductores por separado y que se enriquecen al entrelazarse de forma armónica.
Siempre me ha costado entender el significado, escuchando música coral, de que parte de los cantantes desafinen medio tono, la posibilidad de percibir esas sutilezas.
De la misma forma conozco gente dotada para las matemáticas y todos los conceptos que para mi son garabatos sin sentido, entiendo que para ellos puedan ser cosas tan reales y sólidas como un edificio.
Apóstolos Doxiadis presenta de forma novelada la relación entre un brillante matemático y su sobrino, al que le infunde interés por las matemáticas y el Ajedrez, en un entorno y época histórica donde el resto de personajes son los mejores matemáticos del siglo pasado.
De esta forma conjuga el interés de una historia ficticia sobre la búsqueda de la solución por el Tío Petros a un problema real, con un repaso didáctico a la evolución de las matemáticas y la posibilidad de conocer como es por dentro el mundo de los matemáticos y la investigación pura.
Un libro que permite disfrutar por igual a «videntes» e «invidentes».
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