Abducción
por Corrás
Viendo documentales en el canal Odisea, me llamó la atención uno en el que aportaban explicaciones plausibles a una selección de sucesos paranormales y ufológicos. Entre estos estaba la abducción, compañera inseparable del fenómeno ovni.
En el vídeo se explicaba como, al realizar estudios sobre el sueño con voluntarios, los investigadores con frecuencia se encontraban con un estadío desconocido, al que llamaron «parálisis del sueño«, en él el cuerpo se encuentra paralizado debido a las precauciones que toma nuestro organismo para no hacernos daño mientras dormimos, pero la consciencia permanece despierta, bien porque empezamos a dormir o estamos a punto de despertar.
En general, la única consecuencia para el afectado consiste en mantener los ojos abiertos, mirando alrededor sin poder mover un músculo. En ocasiones resulta estresante por la incapacidad de comprender la situación, sumado a que es posible que esté inmerso en una ligera ensoñación.
Lo más llamativo fue constatar que los recuerdos de parte de los voluntarios en esos momentos de parálisis eran vívidas y aterradoras experiencias de abducción, que en ocasiones por su frecuencia arrastraban a los más atemorizados a un peregrinaje en busca de un remedio/solución, casi siempre por la vía de la hipnosis/regresión, en manos de personas predispuestas a creer/alentar este tipo de experiencias.
Estos pacientes, enfrentados al vídeo grabado durante el sueño, viendo sus caras de pánico en una habitación vacía, experimentaban un repentino desinterés por sus visitantes nocturnos…
En la época en la que visioné el documental, ya había experimentado dos o tres veces esa situación, en mi caso acompañada de un fuerte estrés al sentir sensación de ahogo, habitual por querer respirar rápido y no poder, creer que grito y que la persona a mi lado no es capaz de oirme para, pasados unos instantes, seguir durmiendo o despertar todavía con el susto en el cuerpo.
La siguiente (y última) ocasión en que reviví esa experiencia, al momento supe lo que pasaba, estaba en el sofá de la sala, dormido viendo la televisión y con la luz encendida. Por lo que sabía, lo que ahora se vive como una abducción, en cada época y según la región, clase social y formación, podían ser amenazantes elfos, brujas o demonios. Incluso podría ser el mismo Satán el que apareciese a los pies del sofá y me llevase a la dimensión desconocida.
Aprovechando que estaba boca arriba y con buena visión del salón, escudriñé por los rincones por si veía una bota, pie o pezuña debajo de las cortinas, o cualquier sombra amenazadora susceptible de tomar cuerpo. Para mi desgracia descubrí que mi capacidad para fantasear es inexistente y tanto ese día como otros en los que he intentado emprender un viaje astral o tener un sueño lúcido, sólo he conseguido despertarme pensando si habré sido capaz de soñar algo interesante.
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