Alquiler con derecho a compra

por Corrás

Vivimos en el pais de los despropósitos, por cada sector que se regula, algún grupo de poder alquila parte de la ecomía con la posibilidad de quedársela en propiedad.

Da igual si es el sector aeronáutico, ferroviario, naval, loterías, cultura… Con un decreto te alquilo el usufructo, con otro elimino la libre competencia y si hace falta con un tercero te autorizo el derecho de pernada sobre los ciudadanos/usuarios.

Ni siquiera con un gobierno que presume de talante negociador se discute en el parlamento una sola medida que afecte al conjunto de los ciudadanos.

Sólo podemos asistir impotentes a la subasta de ganaderos en que convierten las cortes unos analfabetos funcionales, sin estudios y sin idiomas (ni siquiera los autonómicos). Cada representante político asociado a un grupo de presión lucha por conseguir el mejor precio, la mayor ventaja empresarial, la prevaricación más descarada posible con el menor coste.

No salió adelante la ley Sinde, porque no se alcanzó la puja mínima, un error de cálculo por parte del gobierno, tendrá que pujar más la próxima vez y untar mejor a los representantes autonómicos, sólo es cuestión de tiempo…

Con esta ley pondrán los huevos de los internautas en propiedad de la SGAE y una comisión parlamentaria, certificando la venta de un sector que ya producía unas interesantes rentas en régimen de alquiler.

Cuando vives en un país de gilipollas es fácil subastarlo, si va bién dices que es gracias a esas ventas, si va mal que son necesarias para la recuperación, cuando todo está vendido, nacionalizas servicios clave para evitar la especulación y vuelta a empezar. La única constante es que el proceso en los dos sentidos siempre lo financian las clases medias y bajas, resignadas a aguantar lo que venga y votando en función de hacia donde sopla el viento.

El propio Zapatero está indeciso sobre presentarse a las próximas elecciones, porque no le importa valorar qué ha aportado en momentos de desajuste económico internacional a su país en medidas útiles hasta el momento, está a la expectativa de que sople una racha fuerte ajena a él, pero a su favor, y sus expectativas se disparen o, ante la perspectiva de que lo humillen en las urnas, hacerse a un lado discretamente y empezar a disfrutar de sus privilegios como político español, convenientemente compatibilizados con cualquier oferta laboral que parta de aquellos a quienes sus decretazos enriquecen.

En algún momento los gilipollas alcanzarán el desarrollo suficiente para negar validez a una forma de hacer política basada en el yo-yo como una forma de imponer siempre las opiniones propias e incumplir pactos y acuerdos: legislo para dártelo, decreto para quitártelo.