Tremendo lo de Haití
por manuel
Tremendo el fenómeno, los efectos y el tratamiento de algunos medios de prensa. Tremendo y devastador terremoto que en otro lugar de este planeta no hubiera pasado del derrumbe de algunas edificaciones y un tremendo susto (ya sin mencionar Japón, en donde no hubiera pasado de unos cuantos videos simpáticos en youtube), y sin embargo en Haití (y tantos otros lugares) provocó una gigantesco desastre humanitario en donde ya no gozaban precisamente de riquezas y comodidades.
Tremendo como la naturaleza se encarga de remarcar en un momento las grandísimas diferencias en calidad de vida de unas partes a otras, y al mismo tiempo nos recuerda lo vulnerables que somos, pese a que en muchos momentos nos creeemos eternos e indestructibles en nuestras sociedades occidentales demasiado privilegiadas y demasiado poco solidarias con otras sociedades que fueron expoliadas y esclavizadas durante siglos (proceso que en muchos casos todavía continúa).
Tremendo como ciertas organizaciones, o ciertas personas dentro de dichas organizaciones, o ambas cosas, se aprovechan de desgracias de este tipo u otro, para llenar internet de enlaces falsos (o de otras muchas formas) para captar donaciones de gente anónima que, aún sabiendo que esto puede ocurrir, y en muchos casos a costa de un dinero muy necesario, deja su aprotación en manos de nadie sabe quien, con la esperanza que al menos una parte llegue a destino y permita mejorar mínimamente el panorama del lugar de la desgracia. Como siempre, la gente de a pie dando ejemplo.
Tremendo es como se llenan televisiones, periódicos, revistas o internet de fotos de muertos en toda posible situación que ya no protestarán por salir de tal guisa en ellas, sin tan siquiera borrarles un poco las facciones con el tan manido programita de tratamiento de imágenes, que les permitiese conservar el anonimato con el que vivieron toda su vida, y que fueron a perder de mala manera sin que nadie le preguntase en el final de ésta.
Tremendo es como en este mundo existen tantos lugares tremendos de pobreza y dejación, que por un azar del destino salen a la luz mediática por una cuestión mezcla en gran cantidad de morbo miserable e hipócrita solidaridad (esto último más típico de gobiernos de países ricos u organizaciones pseudohumanitarias de todo corte y pelaje), y que una vez pasado el fenómeno noticiable (unos pocos días), todo volverá a su fatal realidad.
Comentarios
Tremendo post, pero salvando las distancias en grados de destrucción y nivel de la economía local, en el primer mundo reaccionamos de la misma forma ante las desgracias; sin escrúpulos y pisoteando tanto la intimidad como la dignidad de quienes las padecen.
El problema es el efecto llamada, no son sólo los medios actuando como aves de rapiña, sinó los propios afectados asumiendo que todo consiste en un concurso de popularidad: gana el que puede demostrar que se ha llevado la peor parte.
Aquí, en Galicia lo vivimos con el desastre del Prestige, que como todos los desastres era hasta cierto punto evitable, se podía haber gestionado mejor y los medios haber sido menos sensacionalistas.
Pero para los gobiernos en general es más costoso desarrollar políticas preventivas, ya sea en forma de normativas más estrictas, sanidad, medio ambiente, etc, que poner esparadrapo cada vez que una situación los desborda; y para los afectados más sencillo esperar a reclamar mejores condiciones cuando éstas se vuelven insostenibles.
Así lo que empezó con Nunca Máis se convierte en Outra Máis para muchos de los que deberían exigir que se eviten en lo posible desastres ecológicos de esa magnitud y en el tercer mundo reciben atención y ayuda a base "de desastre en desastre y tiro porque me toca".
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