Mitos III (Fraude al INEM)
por Corrás
En un pais en el que trabajar es un privilegio y casi un lujo, con más de 4 millones de trabajadores comiéndose los mocos y la cobertura por desempleo vergonzosamente precaria, difícil de conseguir y poco duradera, surge la leyenda del trabajador pirata que asalta las arcas del estado, poniendo en peligro todo el sistema de coberturas sociales, al cobrarlas y trabajar simultáneamente.
Resulta que el INEM no tiene responsabilidad ninguna en los contratos que se formalizan, (si se atienen a convenio, corresponden con la categoria cobrada, etc.), tampoco si finalizan de forma legal, si las solicitudes de prestación son fraudulentas, si en el tiempo que dura la prestación el desempleado está localizable, en conseguir a los parados un nuevo empleo, ni tan sólo obligar a cobrar la prestación en una oficina (más cómodo ingresarlo en cuenta) y dentro de poco en todas las comunidades autónomas se podrá fichar desde casa con el DNIe.
No, toda la culpa en el despilfarro de recursos es de quién sale perjudicado, el trabajador: Si las prestaciones son finitas en el tiempo, lo que cobras fraudulentamente hoy, no te corresponderá más adelante, conque nunca compensa la pérdida de tiempo de cotización y perder el colchón ante una pérdida futura del empleo.
En el peor de los casos, que por malicia o ignorancia, un trabajador cometa ese fraude voluntariamente y no por presiones de su empresa, siempre necesitará la connivencia e impunidad de ésta y cobrará un dinero por el que a fin de cuentas ha cotizado. Su empresa sí se beneficiará de darle salida al dinero negro, omnipresente en el tejido empresarial español y del ahorro en seguridad social, antiguedad laboral, liquidaciones, etc.
Todos los gobiernos de la democracia han hecho la vista gorda ante la caja B de la patronal, el desprecio por los convenios de ésta y los sindicatos, y recortado sucesivamente el derecho a prestaciones y su cuantía. Ni una sóla medida dirigida a crear un sistema de inspección laboral eficiente.
El auténtico fraude es el acuerdo tácito a tres bandas (gobierno-patronal-sindicatos) para, independientemente de lo que se legisle, dar libertad total para explotar al trabajador, tenerlo de álta o no a elección del empresario, pagarle la voluntad, poner trabas para concederle prestaciones en horas bajas y canalizar siempre las ayudas hacia los infractores, con la excusa de crear empleo, pero sin fiscalizar que ese empleo se genere o no.
El reto en democracia debería ser el empleo pleno y en su defecto, la cobertura plena. Es de risa pretender la pertenencia a la sociedad del bienestar, pasando por alto que en este momento ya son más de un millón las familias donde no entra ningún sueldo ni prestación.
¿Porqué a un gobierno va a preocuparle especialmente la plena ocupación si no paga las consecuencias?
En todos los paises de la Comunidad Europea donde existe la cobertura plena al desempleo, disfrutan de organismos equivalentes al INEM realmente funcionales, porque la alternativa es pagar. El desempleado es el mensajero de la pobreza y ya está bien de matar al mensajero.
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