Lamers y Trolls
por Corrás
Las palabras tienen más importancia de la que se les da, si no usamos las adecuadas es difícil saber cuando discutes, si estas en contra o de acuerdo con lo que se dice.
Pasa mucho con la clase política, sindical, empresarios, banqueros que al querer expresar los sentimientos de repulsa y la náusea que provocan o nos quedamos cortos o pasamos al insulto y la descalificación pura.
Una más de las aportaciones de internet a través de su propio argot, es en forma de términos capaces de condensar en una sola palabra conceptos que en otros ámbitos nos obligan a gastar demasiadas.
Los más habituales como leecher (sanguijuela), noob (novato), cheater (tramposo), spam, hacker es fácil escucharlos en conversaciones ajenas a internet. De la misma forma que leecher podría usarse hablando de bancos o cheater hablando de empresarios, destacaría lamer como definición de político y troll de sindicalista:
Lamer: Persona falta de habilidades técnicas, sociabilidad o madurez considerada un incompetente en una materia, actividad específica o dentro de una comunidad, a pesar de llevar suficiente tiempo para aprender sobre la materia, actividad o adaptarse a la comunidad que le considera un lamer. Se trata de una persona que presume de tener unos conocimientos o habilidades que realmente no posee y que no tiene intención de aprender.
Troll: Persona que sólo busca provocar intencionadamente a los demás, creando controversia, provocando reacciones predecibles, especialmente por parte de personas ingenuas, con fines diversos, desde el simple divertimento hasta interrumpir o desviar los temas de importancia, o bien provocar disputas, enfadando a otros y enfrentándolos entre sí. El troll puede ser más o menos sofisticado, desde mensajes groseros, ofensivos o fuera de contexto, sutiles provocaciones o mentiras difíciles de detectar, con la intención en cualquier caso de confundir o provocar la reacción de los demás.
Se aceptan sugerencias para dotar de un segundo uso a otros términos…
Comentarios
El troll que comentas, por lo que sé es del tipo más inofensivo, aquél que cizaña por un sano afán de divertirse y molestar a partes iguales. Por desgracia los de la foto son más siniestros, detrás de todo el alboroto (cada vez menos, están convirtiéndose en lamers) hay un interés económico puro y duro. Al acabar la dictadura hubo un amago de sindicalismo (incluso de democracia), atajado rápidamente a base de financiación, subenciones, fundaciones y devolución del patrimonio histórico que apagaron las protestas sindicales, para culminar con la sodomización masiva a base de fondos europeos, dilapidados sin vergüenza en una orgía de nuevas sedes e inversiones inmobiliarias, lo que permite a la patronal y al gobierno discutir sus cosas con los trolls atados a la pata de la mesa y los bozales puestos.
Como buenos perros, sólo se alteran si alguien se acerca a su cuenco.
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